En un pequeño pueblo de Florida, los más jóvenes forman una pandilla. Juntos hacen trabajos sin futuro, dedicándose a las drogas y a la prostitución. Marty después de hartarse de los constantes abusos de su mejor amigo Bobby, el matón del pueblo, decide acabar con él. Pero no estará sólo, sino que cuenta sus intenciones entre otros, a la novia de Bobby, quien también está cansada de él, y empezarán a planear con miniciosidad y detalles el asesinato. Bully está filmada con la fiereza que distingue a Larry Clark, sin tapujos, sin miramientos y sobretodo, sin el habitual tono condescendiente, elaborando un retrato escalofriante de lo que es el mundo adolescente. Esta es una cinta independiente y casi documental, en la que la historia es tan brutal y sangrienta que la realidad y la ficción se confunden prefiriendo que todo no sea más que una horrible pesadilla.